sábado, 11 de junio de 2016

Bórdovar, el Principado.

Siempre he dicho que cuando comencé a escribir el primer libro de "El Príncipe de Bórdovar" no podía describir más allá de lo que había sido mi sueño, el sueño que tuve esa mañana del 26 de Noviembre del 2011 antes de decidir escribir. Lo poco que vi fue confuso y extraño pero lo suficiente como para que se quedara en mi memoria y comenzara un bosquejo, si algo tuve claro -aparte del precioso paisaje que vi y podía describir sin problemas- fue la arquitectura del lugar o "pueblo" como lo llamé en ese primer libro, algo que traté de describir para que el lector se hiciera una idea de dónde estaba, era un lugar sumido en el pasado, un paraje de cuento y fantasía, algo ajeno al mundo moderno y apartado de la tecnología del mismo como lo dijo la protagonista. ¿Recuerdas la ida de Constanza la primera y segunda vez? ¿Recuerdas la plaza, el parque y el lago? Lo describí sin tener una tan sola imagen visual más que la que tenía en la cabeza y no deseaba perder, fue mucho después cuando ya familiarizándome en la red pude hacer tiempo para buscar algo semejante a lo que quería y cuando vi este lugar que les presento en fotos me dije: "esto es Bórdovar" y ahora una locación real como la que quería existe, son ciudades europeas (que todavía me reservo su nombre) que como ven son dignas de belleza y de desear quedarse allí para siempre. Mi reino personal sigue estando vivo en mi cabeza y esto es lo más cerca posible a lo que quería de Bórdovar. ¿Te gusta y apetece quedarte allí? Mi respuesta sería muy obvia.